26 de septiembre de 2009

¿Eres argentina?

-Eres argentina ¿verdad?- La pregunta, en un principio inocente, acabaría abriendo las puertas del infierno.

-Sí- Contestó ella secamente.

-¿Cuánto tiempo llevas en España?- A estas alturas todavía no tenía conciencia de cuan dolorosa podía ser una respuesta.

Ella giró la cabeza hacia un lado y mirando hacia el suelo pareció pensárselo mientras se mordía las uñas a causa de los nervios. –Llevo acá tanto tiempo que ya me siento más española que argentina. Tuve que venirme cuando lo de los militares, allá en el 79. Estudiaba medicina y cada día éramos uno o dos compañeros menos en la clase. Fíjate en los años que han pasado y todavía me pregunto por qué me pasó todo aquello. Yo no iba a manifestaciones ni nada por el estilo, aunque sí que leía los panfletos que repartían. Tuve que estar dos meses encerrada en el sótano de casa de mis padres antes de que me echaran a esta tierra. Si no hubiese sido así igual yo también me hubiese desaparecido. Sigo sin entender por qué me pasó eso, porqué con menos de 20 años tuve que salir hacia un lugar extraño para no volver jamás a casa.

-Quizá por que estudiabas- Fue un primer intento de respuesta al no saber qué decir. Los dedos habían dejado de juguetear con el lápiz que tenía entre las manos y se habían puesto rígidos a su alrededor.

-Si, claro, fue porque estudiaba, pero fíjate, me da mucha rabia que se hicieron oídos sordos, que nadie sabía qué pasaba y si lo preguntabas te desaparecías. Yo tenía una amiga que vivía junto a un “de eso” de los bomberos y una noche que me quedé allí le pregunté qué pasaba que de madrugada sonaba la música tan alta allá donde los bomberos. Ella me dijo que no era nada extraño, que no pasaba nada. ¿Cómo no iba a pasar nada? Ellos lo sabían y no decían nada.

Ahora hace poco han empezado a venir algunos conocidos de aquella época huyendo de la crisis de Argentina para caer en esta otra crisis y tiro por que me toca y siempre me enfado. Les pregunto que por qué no hicieron nada entonces, que por qué se callaron, y no me responden. ¿Sabes qué les digo yo? Pudieron desaparecer a algunos, pero no creo que hubiesen podido desaparecer una facultad al completo. Pudieron matar a algunos, pero me parece imposible, que si nos hubiéramos plantado todos, mataran a todo un país. No, no se hizo nada, y ahora cuando pasa el tiempo todos vienen a darnos la palmadita en la espalda y se echan las manos a la cabeza cuando se habla del tráfico de niños que hubo entonces o se hace como que sienten lástima con las abuelas de mayo cuando dejaron que mataran a algunas de ellas antes de que las reconocieran internacionalmente.

A estas alturas el nudo en el estómago era una realidad latente. Uno casi se sentía avergonzado de pertenecer a una sociedad en la que por fortuna no ha habido grandes convulsiones políticas. No sabía qué decir y finalmente, de forma cobarde, ha optado por recoger los papeles y aplazar el resto de conversación para otro día.

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